Entre los cientos de millones de páginas web que existen en el mundo a ti no se te ha ocurrido otra cosa que registrarte en la mía.
Joder, tengo tu atención justo aquí y ahora.
Por ello no voy a venirte con las pamplinas esas de que tengo que comprobar que eres un humano y bla, bla, bla.
Doy por hecho que lo eres.
Si te entretienes poniendo emails falsos al registrarte, pues tu mismo. Otra gente caza Pokemons. Yo no.
Yo prefiero ser práctico e intentar aprovecharme de que, de momento, sigo teniendo tu atención.
Justo aquí y ahora.
Por eso te digo lo siguiente:
“Hijo mío, has dado un gran paso”.
Estas fueron las palabras de mi padre, allá por julio de 1993.
Durante el curso 92-93 había estado matriculado en la carrera de Físicas y viviendo en Granada.
En un Colegio Mayor en el que me lo pasé muy bien pero estudié muy poco.
Las clases en la uni empezaban a las 8 de la mañana.
Y en invierno, en Granada y a las 8 de la mañana hace mucho frío.
En Sierra Nevada a las 11 de la mañana hace más frío aún …
… pero esquiar me parecía más entretenido que la física.
Cosas de adolescente inmaduro quizás.
El caso es que diez meses después de haber comenzado mi aventura granadina, la misma concluyó.
Creo que el no haber aprobado ni uno solo de los exámenes que hice en cada una de las convocatorias que había, me hizo darme cuenta que era mejor volver a casa.
Mi padre estuvo de acuerdo.
De ahí la frase con la que he comenzado:
“Hijo mío, has dado un gran paso”.
Mira.
Un par de cosas.
No eres mi hijo, así que no te puedo decir eso de “Hijo mío”.
Todo bien hasta aquí.
Lo de “has dado un gran paso” te lo podría decir.
Pero te estaría mintiendo.
No sé si has dado un gran paso o no.
Por seguir por aquí, quiero decir.
Lo que sí sé es que en algún momento de tu vida algo que yo dije o hice y que tú viste, escuchaste o leíste en algún sitio hizo que decidieras dejarme tu email.
No te voy a decir que estoy muy emocionado por ello y que mi misión desde ese momento ha sido que tu vida cambie a mejor y patrañas de ese tipo.
Que tu vida cambie depende de ti.
Tanto para que cambie a mejor como para que cambie a peor.
Depende exclusivamente de ti.
Mira.
El otro día leía un estudio sobre los MOOC.
Creo que fue en el blog de Álvaro Sánchez de Gente Invencible.
Los MOOC son cursos online gratuitos de las más prestigiosas universidades del mundo.
Cursos de Harvard, el MIT, Stanford, … que puedes hacer desde el sofá de tu casa sin pagar un duro euro.
Por la patilla.
El caso es que el porcentaje de finalización de esos cursos es apenas de un 3,13%.
Formaciones top donde 96 de cada 100 apuntados se aburrieron y se fueron a revisar su feed de Facebook.
O de Twitter.
Tuvieron una oportunidad de oro … y la dejaron escapar.
Probablemente en unos meses, pedirán un crédito avalado por sus padres para pagar un MBA en ESADE o IESE a razón de 10 mil euros el año… o peor aún, serán captados por ThePower MBA, que no es un MBA pero mola que lo lleve en el nombre.
Pues eso.
Insisto … que tu vida cambie, para bien o para mal, depende exclusivamente de ti.
Lo que sí que he podido comprobar en estos más de 1400 días seguidos enviando un correo electrónico al día es que la gente cuando no paga, no se compromete.
¿Pagas?
Te comprometes.
¿No pagas?
No te comprometes.
Si pasa con los MOOC de Harvard y Stanford que la gente por ser gratis pasa de ellos … como para no pasar con mis correos diarios.
Tranquilo.
Estás recién aterrizado en mi casa y no es cuestión de que salgas corriendo el primer día.
O sí.
Eso ya si eso lo decides tu.
Pero que sepas que si dedico una parte de mi tiempo a escribir unas líneas a diario es porque espero que pasen cosas.
¿Qué cosas?
Quieto parao ... lo iremos viendo a su debido tiempo.
De momento, me gustaría contarte lo que consiguieron unos hijos de la Gran Bretaña gracias a aplicar exactamente el mismo método que de manera inconsciente aplicarás si decides seguir aprendiendo de finanzas leyendo mis correos diarios.
Lo tienes en tu bandeja de entrada.
O no.
En cuyo caso, es probable que esté en spam o en alguna otra pestaña inapropiada de tu bandeja de entrada.
Ya sabes lo que tienes que hacer.
Si quieres, claro.
P.D.: Me he inventado el concepto de doble opt-in a lo Pepe.
Si en los próximos días no abres ni uno solo de los correos que te voy a enviar entenderé que aunque seas un humano, no te interesa lo que cuento.
Cero problemas.
El automatismo te autoextraditará de la lista y todo el mundo contento.
P.D.2: Abajo mi regalo.
¿Qué es?
Nada.
Un simple gracias.